¿Se deben dar Conferencias gratis?

noviembre 23, 2020
Se debe cobrar Conferencias

Desde hace un tiempo que recibo diferentes correos por parte de Universidades e Instituciones de educación de diferentes países y áreas que llegan consultando si es posible que de conferencias gratuitas para algún evento de alumnos de alguna carrera en especial. Esto se ha vuelto cada vez más común por lo que me salta la siguiente duda. ¿por qué es tan natural que se pida que un conferencista realice su trabajo gratis? Esto considerando que una conferencia no es un bien de primera necesidad (nadie se muere por no ir a una conferencia) y que hasta los bienes de primera necesidad como la comida y el agua requieren de un pago para acceder a ellos. ¿Pero por qué un conferencista parece no tener tanto derecho de cobrar para muchas Instituciones?.

La infravaloración del trabajo

Cuando digo que a un conferencista se le infravalora por su trabajo, esto no tiene que ver con él como expositor especializado (de otra manera no lo contactarían) ni con el tema a exponer sino que tiene que ver mas bien con la valoración del trabajo mismo de dar la conferencia o más bien, hasta llegan a considerarlo como si no fuese un trabajo como tal ya que en palabras simples es un experto disfrutando hablar de lo que sabe al resto por una hora una única vez. ¿Cómo alguien podría cobrarnos por conversar?. Sin embargo detrás de una conferencia hay mucho más trabajo que lo que se percibe y es lo cual mencionaré un poco más adelante. Volviendo al punto en que estábamos, muchos alumnos, docentes y directivos universitarios, se preguntan, si le pedimos a alguien que nos venga a hablar de lo que sabe por un rato y más encima le pagamos el alojamiento y los boletos de avión, ¿qué tiene de malo que no le paguemos honorarios? considerando que ya hacemos «suficiente» con el esfuerzo de pagar por su transporte y alojamiento. Y la respuesta es, tiene MUCHO de malo y aquí va el argumento.

¿Por qué un conferencista debe cobrar?

Al parecer a muchos organizadores de eventos que demandan los servicios Ad honorem (sin pago de honorarios) de un conferencista les cuesta ver una serie de argumentos PODEROSOS que respaldan y «exigen» de cierta forma el cobro por esta labor:

– Conocimiento y Experiencia: Si invitan a un conferencista en específico es porque lo consideran una autoridad en el tema que expone y en consecuencia se entiende que no nacemos con el conocimiento sino que es el fruto del estudio y la experiencia en los años de vida, es por ello que como un abogado, un profesor o un médico cobran por entregarnos su conocimiento, los conferencistas también tenemos derecho a cobrarlo.

– Preparación del tema: Cuando Leonel Messi o los jugadores de tu equipo de fútbol favorito (suponiendo que te gusta el fútbol) salen a jugar el partido de la fecha de la semana y les pagan por ello, no es que ellos solo trabajen esos 90 minutos que dura el partido, por el contrario, esos 90 minutos son el partido que prepararon durante jornadas completas de entrenamiento durante toda la semana. Al igual que el ejemplo de los futbolistas que trabajan en realidad toda la semana y no solo durante los 90 minutos del partido, los conferencistas requerimos de preparar la conferencia, esto es un proceso que conlleva varias partes como la búsqueda de datos estadísticos (muy común en conferencias de economía), citas de autores con relación al tema expuesto y el ordenamiento de la información a exponer. Esto requiere de planificación, investigación además de la maquetación ya sea en «Power Point» o en el software que se utilice para presentar al público. Esto es tiempo más allá de los 20, 40 o 60 minutos que puede durar la presentación. Tiempo que se debe cobrar porque es trabajo, bastante trabajo.

– Coste de oportunidad: Otro punto que no se ve (o convenientemente no lo quieren ver) es el «coste de oportunidad» lo cual en términos simples es, lo que en este caso, el conferenciante pierde hacer en el tiempo que da la conferencia y mucho más importante aún, en el tiempo de traslado para ella. Esto puede ser, desde estar ejerciendo un trabajo pagado, estar descansando, pasar tiempo con la familia (un lujo en estos años) o simplemente leyendo un buen libro o mirando la serie de Netflix de moda. Cualquiera sea la cosa, este conferencista está perdiendo esa oportunidad por estar exponiendo gratuitamente pero lo más terrible es lo mencionado anteriormente, no se trata sólo del tiempo para dar la conferencia, sino del tiempo que toma la preparación de ésta (mencionado anteriormente como el punto de trabajo) y el tiempo de traslado hacia el lugar de la conferencia, por ejemplo en mi caso, me han invitado en innumerables veces a dar conferencias a otros países como México, Honduras y Colombia (entre otros), lo cual me significan horas y horas de vuelo como días de traslado (entre la ida, la vuelta y el día de la conferencia), todo eso es coste de oportunidad. Fácilmente un conferencista puede perder 3 o 4 días para dirigirse a dar una conferencia Ad honorem a otro país. Días que está perdiendo dinero o tiempo para el uso personal.

– Riesgo profesional: Este es un punto menos visto pero igualmente existente y es el riesgo profesional que cada uno corre en el ejercicio de su carrera. Para ilustrarlo de manera más simple, cada vez que un médico realiza una cirugía, éste está exponiéndose profesionalmente en caso de que la intervención médica no cumpla con las expectativas del paciente y/o el de sus familiares. Un abogado, al ejercer también podría perder fallos judiciales donde pondrá en cuestionamiento su calidad profesional ante sus clientes, un comediante se expone ante su público si no es capaz de ser lo suficientemente gracioso como de costumbre con una nueva rutina, un chofer al subirse a su transporte día a día, se expone también con su calidad de conducción, lo mismo un piloto de avión, etc… Cada actividad realizada conlleva un «Riesgo profesional» o de «pérdida de prestigio» por un error humano, involuntario o una situación anómala. Sin embargo este riesgo el trabajador lo asume encontrando en el pago recibido la compensación de ello pero al no existir mencionado pago que compense el riesgo ¿por qué el profesional se expondría gratuitamente? de igual manera seguro nace la pregunta, pero ¿qué riesgo corre un conferencista?. La respuesta es clara, corre el riesgo de encontrarse ante un público muy bien preparado acerca del tema expuesto y si el conferenciante no se preparó lo suficiente para su exposición, dando un mal dato, citando una fuente equivocada o simplemente quedando muy mal parado ante alguna pregunta técnica del público que el expositor no maneje. Sin duda, nadie morirá por una clase de errores de este tipo, sin embargo su prestigio podría quedar comprometido.

– Daño al mercado: Las conferencias como cualquier otra industria, son un mercado, un mercado del cual vive gente, ya sea dando conferencias de Yoga, psicología, economía, desarrollo personal, alto rendimiento deportivo o de lo que sea, hay mucha gente que no solo disfruta ejerciendo esta actividad sino que su sustento económico depende absolutamente de ella. Afortunadamente no todos dependemos de ello, en mi caso tengo otros emprendimiento y actividades remuneradas por lo que no tengo esa pesada mochila en la espalda. Sin embargo al ser consciente de que mi realidad no es la de todos, no me permito lastimar al mercado, lastimarlo dando conferencias gratuitas causando una infravaloración pasiva de la actividad y diciéndole al mundo, que no hay necesidad de pagar por esto porque pueden obtenerlo gratis. Siempre es importante no solo mirar nuestro ombligo sino pensar en los demás colegas ya que muchas Instituciones que pueden pagar, piden las conferencias gratuitas porque alguien está dispuesta a darlas. Finalmente ¿para qué pagar si puedo obtenerlo gratis?. Sólo hay una forma de romper este círculo y esa ya la puedes comprender.

– Infravaloración: Relacionado con lo anteriormente expuesto, está comprobado en la praxis que se tiende a no valorar lo gratis, así es, lo que no cuesta nada, no se valora, porque como tal, no costó. en el opuesto extremo, lo que cuesta mucho pagar, se tiende a sobrevalorar. En resumidas palabras el costo de oportunidad que sufre el conferencista al dar su trabajo gratuito es mucho mayor a la percepción de valor que el público percibe.

– Falso «Después sí me pagarán»: Otra inocencia es creer que alguien que busca conferencias gratis, luego, para la próxima vez pagará por ella. Esto sucede a menudo, muchos caen en dar la conferencia gratuita con la promesa o la creencia que la próxima vez si conseguirán cobrar pero esto rara vez sucede ya que el que busca algo gratis y lo logra conseguir, luego al momento de que le cobres, irá a buscarse a otro conferencista que lo haga gratis, ya que si lo encontró una vez, de seguro hay otro más por ahí dispuesto. Esto es simple, el que no tiene ánimo de pagar desde un principio, no lo tendrá nunca. Por otra parte, en el caso de los conferencistas mundialmente conocidos, estos cobran lo que quiere (literalmente) y no necesitan regalar su trabajo para luego obtener otros que sí les paguen.

¿Cuánto debe cobrar un conferencista?

Esto ya da para un artículo completo puesto que la respuesta es abierta pero al igual como un cantante o humorista y otro tipo de presentadores, los honorarios son diversos y están a total criterio del profesional teniendo el cliente la opción de aceptar o rechazar tales tarifas.

Conclusión

Si eres de los que pensabas que una conferencia debe darse gratis, espero que los argumentos dados te hayan puesto a analizar con mayor profundidad esta creencia. Por su parte si eres un conferencista que ha recibido variadas invitaciones para dar conferencias gratuitas y pones en duda si realmente debes cobrar, esto es para que no dejes de valorar tu trabajo. Y si eres un conferencista que está acostumbrado a exponer gratuitamente, espero estos argumentos te hagan reflexionar al respecto y te hago una pregunta ¿has logrado despegar tu carrera con esta «estrategia» en el tiempo?.

Por mi parte, la conclusión es clara, respecto a la pregunta: ¿Se deben dar Conferencias gratis?, la respuesta es contundente: NO, saldo en excepciones muy extraordinarias.

Te invito a comentar, un abrazo!

Artículo: ¿Se deben dar Conferencias gratis?

6 comentarios en “¿Se deben dar Conferencias gratis?

  1. Joaquin dice:

    Excelente y bien argumentado artículo. Lamentablemente, esto de no pagar las conferencias se ha vuelto un vicio alentado por los que no cobran y por ansiosos de añadir líneas al CV. Yo simplemente no voy si no pagan, y sólo las doy gratis por amistad o alguna circunstancia especial. Pero si piensan que esto no puede empeorar, se equivocan: últimamente este vicio se ha pervertido más si cabe y ya hay congresos en los que el conferenciante debe pagar (!). Sería estupendo que pudieras escribir sobre ello para alentar a los incautos a que no hagan el primo. Un saludo cordial.

    • Estimado Joaquín

      Gusto en saludarte!

      Totalmente de acuerdo contigo. De hecho ni contarte la cantidad de invitaciones a dar Conferencias he rechazado para dar gratis e incluso cuando les he respondido que cobro hasta se «sorprenden» como si una conferencia no debiera cobrarse. Por eso yo aliento a que independientemente de la tarifa de cada conferenciante (cada cual las establece libremente), debe cobrarla porque es trabajo y si para ello no lo es (o porque simplemente no viven de ello sino que lo hacen como hobby), se los está quitando a otros y muchos viven de dar conferencias únicamente.

      Un cordial saludo!

  2. Lil dice:

    Hola, excelente artículo indistintamente del trabajo o servicio que se preste debe ser remunerado, no tiene por ser gratis, si no cobras tu trabajo realmente no estas valorando lo haces.

  3. margarita dice:

    Me encantó este artículo, lo cual es muy cierto, y aplica no sólo a los conferencistas, sino también a los que realizan asesorías, lo cuales, muchas veces no saben cuanto cobrar, siendo cada uno de estos argumentos, muy necesarios tener muy en cuenta.
    Especialmente por el tiempo que conlleva adquirir experiencia y conocimiento.
    Te felicito muy buen artículo y claramente una invitación para quienes están en este mundo y no lo cobran. La empatia para con quienes si cobran.

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